Desde el caso Watergate, nació la
figura del periodista como héroe, y los medios como el “cuarto poder”. “La
imagen del periodista como justiciero, que lucha contra el mal, perdura en el
imaginario colectivo hasta la actualidad” (En “Los que hacen la noticia”
pag.148). A partir de los 80, esta imagen se ve deteriorada y se caracteriza
como “un personaje desesperado por el prestigio y una mejor ubicación en su
medio, que no duda en traicionar a fuentes, colegas y público con tal de
obtener una buena nota” (En “Los que hacen la noticia” pag.149), lo que se
refleja en varias películas del cine mundial.
En nuestro país tenemos para
reflexionar sobre este tema, el actual desempeño del periodista estrella del
Grupo Clarín, Jorge Lanata. Recientemente galardonado en los premios que otorga
APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina),
recibió tres Martín Fierro: labor periodística masculina en TV, por su rol en “PPT”
(Periodismo para todos, en Canal 13), por “Lanata sin filtro” como periodístico
en radio (Radio Mitre), y, al mejor programa periodístico por PPT.
Jorge Lanata es un periodista de
gran trayectoria que viene a sacudir nuestra realidad actual, ganando amigos y
enemigos, en un cruce de pasiones profundamente políticas. Desde el 2012
comenzó a trabajar para el Grupo Clarín, luego de haber declarado: “No trabajaría
en el diario Clarín" en una entrevista a la Revista Noticias (23-11-1996)
mientras conducía Día D. En esos tiempos Lanata denunciaba la monopolización que
ejercía el Grupo, mediante un mapa de medios que describió e indicó: "acá
están los medios más importantes de la Argentina, estos son los tipos que
manejan la gran parte de tus horas libres, de tus deseos, de tus ganas de
consumir, de tus simpatías políticas, y lo que es peor de todo, de tu libertad,
el caso más obvio es Clarín". En ese momento los argentinos comenzábamos a
preocuparnos por un derecho tan fundamental como es el acceso a la información,
nos empezamos a preguntar si lo que recibíamos estaba contaminado por intereses
privados de unos pocos que manejaban la información que nos llegaba.
Es por esto que desde que Lanata
comenzó a trabajar para Clarín no dejó de recibir críticas, nadie resiste un
archivo, dicen. La trayectoria profesional es una ventaja en el acceso a la
información y su difusión. Es difícil manchar el buen nombre de un profesional
con trayectoria y grandes logros en su currículum, por lo que la gente en
general confía en su palabra y sirve como fuente de opinión para muchos. En
estos dos últimos años, Jorge Lanata se limitó a la investigación y la denuncia
sobre todo lo que se relacione con el gobierno de Nestor, antes, y Cristina
Kirchner.
Como ya dijimos, es el periodista
del momento, todo lo que él diga tendrá relevancia en los demás medios y
afectará al ánimo de la gente que lo sigue –y sus detractores. Colegas de la
misma empresa reproducen sus informes inmediatamente dándole el crédito. Lo que
él diga, para la gente del Grupo Clarín, es palabra santa, es la verdad, y no
hacen falta pruebas, se confía en el chequeo de información que ya debería
haber realizado Lanata o su equipo. Es por esto que trataremos, a modo de
crítica, de analizar si su actividad se corresponde con lo que debería ser un
buen periodista, más allá de los premios recibidos de APTRA.
Stella Matini y Lila Luchessi (En
“Los que hacen la noticia” pag.143) describen la red que envuelve a la noticia
desde que surge de los informantes “que se acercan, o son interpelados por los
periodistas, para ofrecer datos. A su vez, éstos (los periodistas) los
verifican con otras fuentes y los entregan a sus editores que (…) las ponen –o
no- a circular”, finalmente es la gente
quién le dará el crédito al medio y al periodista. “Si bien las
primicias son fundamentales, la fidelidad con las audiencias no se resume en
información relevante para que ellas tengan elementos de juicio en los temas
inherentes a sus vidas cotidianas. Esta fidelidad se sostiene poniendo en
público datos que permiten una socialización adecuada dentro de unos parámetros
que exceden las necesidades de la sociedad y estimulan el sostenimiento del
consumo, tanto mediático como mercantil” (En “Los que hacen la noticia”
pag.145).
Existe una tensión entre
periodistas-fuentes-opinión pública, que determina la circulación informativa y
la construcción del interés público. Por esto, es de importancia la selección y la relevancia que se le otorga
a las fuentes, a fin de intentar que la información sea precisa y, cumplir con
el deber del periodista respondiendo a su compromiso democrático. “Siempre es
recomendable tener otra fuente, un documento que corrobore lo que está
diciendo. Si hay documentos siempre es mejor, el documento siempre es más
irrefutable que una fuente anónima” dice el periodista Santoro entrevistado
para el libro “Los que hacen la noticia” (Matini y Luchessi, pag.153). El
chequeo documental permite que el material sea publicable y preservarse uno
mismo. Los vínculos que se crean entre el periodista y sus fuentes muchas veces
se vuelven peligrosos por la dependencia, los intereses en juego y los
compromisos que generan –o no-.
Hay mucho hilo en el carretel de
PPT sobre el tema de las fuentes consultadas. El productor Gabriel Levinas ha
sido acusado por un entrevistado de haber sufrido presiones y amenazas para
declarar; estamos hablando del caso que involucró al dirigente social Luis
D´Elia. Lo habían acusado de ser el propietario de una empresa petrolera, luego
aclararon que era de transportes, que manejaba grandes sumas de dineros
públicos. Para hacerlo se apoyaron en una entrevista a un supuesto testaferro de
D´Elía, Mario Codarín. Minutos antes que Lanata presentara el informe, el
piquetero subió a su cuenta de Twitter y YouTube un video en el que junto a
Codarín desmienten tal testimonio y todo el informe que será presentado en PPT,
aduciendo que Codarín fue presionado para declarar por eso le tendieron una
trampa. Esto provocó un total descrédito de la denuncia de PPT, el programa
finalizó antes y, no obtuvo el apoyo de costumbre de los demás periodistas del
canal para su difusión.
Los periodistas se construyen a
ellos mismos a partir de la credibilidad que pudieren tener. Si hablamos del
periodismo como servicio y vocación, lo esencial es tener en claro que la
información no es de uno sino que es un derecho de la sociedad. “En términos de
construcción de un mercado posicionado como de los medios que
se utilicen para conseguirla no se cuestionan y vale la pena el engaño en
nombre de ella. Finalmente, las operaciones de negociación hacen percibir las
propias prácticas ligadas a fines superiores. La generalización admite la
autoexclusión y, entonces, lo más común es que las expresiones de deseos
aparezcan en forma de declaración de principios o de crítica hacia los demás”
(Matini y Luchessi, pag.162).
No hay mensaje sin soporte, toda
comunicación se da en un contexto determinado que debe ser atendido a fin de
comprender la totalidad de la información que nos está llegando. Más si tomamos
a los medios como constructores de la realidad, o sea, una realidad
mediatizada, observaremos con más claridad lo que Charaudeau definió como
reciprocidad dialéctica. En el juego mediático podremos ver que los
profesionales de los medios hacen un uso racional y especulativo de la oralidad
para emitir su mensaje y generar ciertos climas, para entablar una relación con
la audiencia, superficial para mí, pero tan real que genera pasiones. Los
griegos de la época de la democracia ateniense, ya “se habían dado cuenta de
las posibilidades de manipulación del contenido oral a través de la habilidad
del orador” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de Oliveira, pág.26).
Los media “asumieron la privilegiada condición de escenario
contemporáneo del debate público”(“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de
Oliveira, pág.31). Para el periodista brasilero Oliveira “un asunto expuesto en
la esfera pública no es necesariamente de interés público (…), los esquemas de
marketing aspiran a moldear el gusto del público y dirigir sus debates” (Ídem al
anterior).
Podemos ver en todos los canales
de televisión, hasta en diarios y radio (por supuesto en revistas), que las
informaciones, debates y análisis sobre las personalidades públicas, más
precisamente sobre funcionarios, suelen centrarse en aspectos de la vida
privada de estos y no en el desempeño de sus funciones. La denuncia sobre
actividades, propiedades, gustos, paseos familiares, gastos, suelen atraer al
público quien juzga a sus representantes observando su comportamiento privado
en vez de preguntarse si cumplen con promesas de campaña por ejemplo. Habermas
estudió la influencia de estos aspectos y el gusto de la gente y, llegó a la
conclusión de que el motivo “está en la separación del espacio social entre la
esfera pública y la esfera privada, el cual es una creación de la burguesía”
(“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de Oliveira, pág.32) ya que en la
democracia griega no existía tal separación. “Los asuntos públicos y privados
estaban mezclados. Y en la Edad Media, si bien no había discusión pública,
tampoco existía una esfera privada”.
En Periodismo para Todos hemos
visto reflejado esto de lo que estamos hablando cientos de veces, sólo para
ejemplificar: mostraron las propiedades de cada funcionario nombrado, la
actividad de sus familiares, gastos en ropa y accesorios, viajes de turismo,
relaciones sentimentales y a algunos como Moreno se les juzga diariamente por
su furia al comunicarse con oponentes. Todo esto sin predicar con el ejemplo
desde el periodismo. Jorge Lanata por ejemplo insulta sin piedad a la
Presidenta y su familia en cada programa. ¿Qué tiene de información necesaria
una grosería?
Desde el siglo XVII se empezó a
formular la teoría de la libre expresión y la prensa libre, hasta que se plasma
en la Constitución de los Estados Unidos. “Esa prensa libre debería estar
comprometida con la verdad para así ayudar al pueblo a autogobernarse” (“Teoría
del Periodismo”, Felipe Pena de Oliveira, pág.34). En cambio si el profesional
informase por cierto una mentira y dañara el honor de una persona puede ser
acusado por difamación, o calumnias o injurias, algo que en nuestro país desde
el 2008 dejó de ser un delito penal, como método de protección a la libertad de
prensa. Ya lo decía el gran Rodolfo Walsh: "El periodismo es libre o es
una farsa", pero libertad también implica responsabilidad. La gran meta
del periodismo debería ser contribuir al perfeccionamiento de la democracia.
Cuando se desea establecer un
control más estricto sobre lo que publica la prensa, suele ser rechazado por
los medios y sus empleados ya que se suele confundir entre censura y
regulación. “La libertad es un principio no absoluto, sometido a otro, mucho
mayor, como es el de la dignidad humana, y sus límites son los de la alteridad,
es decir, el respeto al otro” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de
Oliveira, pág.116). Siendo la comunicación un servicio público, también debe
ser regulado para su mejor funcionamiento, y a esto lo plantean miles de
comunicadores que entienden la responsabilidad social que les compete.
Actualmente el Grupo Clarín se
encuentra en un enfrentamiento judicial con el Estado argentino por la nueva
Ley de Medios que ya debería haberse aplicado pero que es resistida por esta
poderosa empresa.
Muchos autores y comunicadores
ven necesaria una deontología (Tratado de deberes y principios éticos). Para
definir una conducta moral en el ejercicio de las funciones, que las reglas
garanticen la buena conducta y se constituyan como obligaciones, es también
necesario un mecanismo de control que constituya un mecanismo de sanción (“El
discurso de la información”, Charaudeau, pág.299) que puede lograrse con la creación de un
comité de notables. Charaudeau se preocupa porque, según él, “cuanto menos se
respeta la norma, es decir, hay transgresión, según el principio de realce, más
asegurada está la captación del público” (“El discurso de la información”,
Charaudeau, pág.299)
Pena de Oliveira propone una
regulación hecha por los propios periodistas y los representantes de la
sociedad, al servicio del interés público, de la ética, la democracia y la
pluralidad en el periodismo “para enfrentar y combatir la manipulación de la
información, la distorsión de los hechos y las prácticas periodísticas que
privilegian intereses oscuros en detrimento del cumplimiento de la función
social del periodismo”. Algo que en Argentina se ve bastante logrado con la
nueva Ley de Medios. “La Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual
establece las pautas que rigen el funcionamiento de los medios radiales y
televisivos en la República Argentina. Esta legislación fue promulgada el 10 de
octubre de 2009 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y reemplazó a
la Ley de Radiodifusión 22.285, que había sido promulgada en 1980 por la
dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional y se había
mantenido vigente desde entonces.”
(http://www.argentina.gob.ar).
“La
imagen espectacular vale más que la información. Y no vale con echar la culpa
sólo a la televisión, pues somos nosotros, los telespectadores, los que estamos
ávidos por consumir imágenes sensacionalistas. Somos nosotros los que no
ejercemos la ciudadanía, no fiscalizamos el medio, no exigimos calidad en la programación.
Somos nosotros los que prestamos audiencia a programas escatológicos y
privilegiamos el sensacionalismo en detrimento de la información” (“Teoría del Periodismo”, Felipe
Pena de Oliveira, pág.116). Se privilegia el show y el entretenimiento
por encima de la información. PPT cuenta con un equipo de humoristas que tienen
un papel principal en el programa, imitando a políticos burlonamente. Cualquier excusa es buena para
vapulear la investidura presidencial y con ella todos los que le rodeen.
Como ya sabemos, no podemos
exigir objetividad, eso es imposible, es una ilusión, o mejor dicho un ideal.
Como ideal, está para intentar que se logre, aunque el periodista no pueda
despojarse del todo de sus creencias, prejuicios, intereses y, todo lo que significa
la subjetividad. Entonces lo que plantean los teóricos es seguir un método de
investigación objetivo, al estilo científico. Eso sí, aclaran, no confundir la
objetividad del método con la del profesional ya que éste nunca dejará de ser
subjetivo, así lo intente seriamente. Entonces vamos a decir, “hacer el
esfuerzo es fundamental no solo para mejorar la imagen de la profesión ante la
sociedad, sino para el mejor entendimiento de los periodistas sobre su propio
oficio” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de Oliveira, pág.57). Pena de
Oliveira propone diversos modos de lograr una información certera que va desde
la importancia de conseguir los datos de primera mano, en lo posible ser
testigos, hasta la selección de diferentes fuentes, estudio de estadísticas,
documentos, entrevistas, análisis, todo de manera rigurosa ya que cada
metodología tiene sus ventajas y desventajas a la hora de confiar sobre su
veracidad y evitar distorsiones. Es preciso relativizar y evitar el
etnocentrismo. El objetivo es no perder credibilidad y para esto muchos medios
exigen cumplir procedimientos y códigos de ética a sus comunicadores. Al cometer un error (intencional o no) la
mentira que publicamos queda fijada en el imaginario popular más allá de un fe
de erratas que no repara el daño.
Jorge Lanata todavía no reconoció
ningún tipo de error en las informaciones que fueron vertidas en sus programas.
Pero desde periodistas hasta personas del ciber-espacio llevan contabilizados
“las mentiras” que según ellos se dijeron en contra del gobierno. Mencionamos
algunas:
1) "El pescado podrido"
enviado por D´Elía
2) La foto descriptiva utilizada
en el informe sobre Formosa y la pobreza, que dicen que fué usada hace años en
México y Brasil desde otra investigación periodística
3) El supuesto robo de material fílmico
en el aeropuerto de Venezuela
4) El anuncio de que iba ganando
Capriles, en Venezuela, y cuando se supo que el vencedor era Maduro se lo
escuchó a Lanata insultar al aire
5) La denuncia sobre "los
ciber k twitteros" pagos por el gobierno
6) El informe de desnutrición en
la Argentina, que fue desmentido por diversos organismos y personalidades como
Juan Carr de Red Solidaria.
7) La cantidad de testimonios que
luego se desmintieron así mismos en otros programas
8) Acusaciones basadas en pruebas
laxas o indemostrables*. O la confusa suposición, en la denuncia
sobre la inversión en cultura, de que el rating hace a la calidad de las
producciones y sobre cuál debe ser el comportamiento y la meta de un Estado
Nación.
9) La supuesta falsificación de
documentos para demostrar la ruta del lavado
10) La denuncia de los gastos en
vestimenta que había realizado el vicepresidente Amado Boudou para el
coronamiento de Máxima Zorreguieta y, luego el propio sastre de Boudou demostró
lo contrario. También Boudou fue acusado de hacer un viaje a Uruguay en una
avioneta privada, dando un día y horario en el momento en el que estaba al aire
en un acto público.
“Las definiciones totalizadoras y
las verdades absolutas no revelan sino la forma más torpe de arrogancia y son
el origen de los juicios precipitados” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de
Oliveira, pág.125). “En la búsqueda incesante de la primicia, los reporteros se
anticipan al trabajo propio del juez y acaban produciendo juicios públicos. Eso
no es periodismo de investigación” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de
Oliveira, pág.215). Tenemos en nuestros días, por ejemplo, las afirmaciones y juicios emitidos por la
prensa en el caso Ángeles Rawson, gente que difícilmente limpiará de sospechas
su nombre así la justicia los libere de culpa. “Hay que dejar bien en claro que
el periodismo de investigación no se basa en las denuncias. Estas sólo suponen
el punto de partida. La base es una investigación sólida por parte del
reportero” (Ídem al anterior).
¿Hace un buen periodismo de
investigación Jorge Lanata?
“Investigar significa rastrear, confrontar,
verificar, analizar, insistir” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de
Oliveira, pág.214).
El uso de cámaras ocultas en la
investigación es un debate que enfrenta a los que piensan que el fin justifica
los medios y a los que creen que “denunciar una ilegalidad a través de otra
encierra una lógica idiota” (“Teoría del Periodismo”, Felipe Pena de Oliveira,
pág.215). Localmente, tenemos el programa ADN, del canal universitario, que
basa todas sus denuncias periodísticas hacia funcionarios públicos en el uso de
cámaras ocultas y falsas identidades para obtener el testimonio del “culpable
del delito” y ponerlo al descubierto en las pantallas de la provincia de
Córdoba. Gracias a esto, muchas veces fueron removidos de sus cargos o tuvieron
que enfrentar acusaciones judiciales.
El programa Periodismo Para
Todos, de Canal 13, utilizó este método en varias emisiones, el ejemplo más
resonante puede serlo la investigación “La ruta del dinero K” en la que se ve a
Leonardo Fariña autoincriminándose y ensuciando a otras personas. Fariña se
presentó en otros programas desmintiendo lo que dijo en PPT, argumentando que
él se había percatado de que lo estaban filmando por eso empezó a mentir para
perjudicar la credibilidad de los periodistas del programa. Este es sólo un
ejemplo, pero hay varios en PPT. Lo que personalmente me sorprendió, es el
pedido por parte de Lanata, un profesional con varios años en su haber, de que
su investigación le sirva a la justicia para culpar a varios funcionarios
implicados en el lavado de dinero. Cualquier periodista sabe, hasta un
estudiante, que para que las cámaras ocultas tengan validez legal deben estar
autorizadas previamente. Pero parece que él no, o en todo caso, le sirvió
hacerse que desconocía esto sólo para instaurar la bronca y el desprestigio
hacia las personas involucradas por parte de su audiencia (y la de todos los
que repiten los informes).
Existe y hay que recalcar la
diferencia entre los “informantes” de los medios y “los testigos que, bajo
juramento, pueden ser perjudicados en una causa judicial” (En “Los que hacen la
noticia” pag.147)
Ese es otro tema: saber la finalidad
última de los informes que presenta Jorge Lanata, puede meternos en dilemas
ideológicos que no quiero, por temer calificaciones como “oficialista” o
“kirchnerista” que no se corresponden con mi persona. Estamos en un momento de
estereotipación al máximo, del blanco o negro, y yo me quiero correr porque soy
gris, puedo ver lo bueno dentro de lo malo o lo malo dentro de lo bueno, puedo
criticar y apoyar otras políticas o puedo oponerme rotundamente. Pero esto es
lo que hay. No sé si nació de la pasión que generó este nuevo gobierno con
aires populares o si nació de un megamedio como lo es el Grupo Clarín
instaurando en la sociedad el enfrentamiento a toda costa y un pesimismo
temible. Es un enfrentamiento en todos los estratos de la sociedad, en el mediático
es tal, que llega a confundir a la gente. Rápidamente podemos distinguir dos
partes que informan cosas totalmente diferentes y la gente ante el desconcierto
prefiere dudar. Lo que tendría que causar aliento a la información y la
exigencia de responsabilidad, causa estupor. La desconfianza creciente del
público.
Hasta aquí vemos que existen
varios motivos para dudar de la veracidad de las informaciones y críticas que
recibimos de Jorge Lanata, ya sea por los errores mencionados, por su
vinculación directa con un Grupo enfrentado al gobierno, o por el simple y
básico hecho de confundir opinión con información. Este periodista, triple
ganador de los Martín Fierro del corriente año, deberá someterse a una profunda
autocrítica si quiere proteger el bien más preciado de todo comunicador, la
credibilidad. Al recibir la premiación, Lanata no dejó de lado su militancia
antikirchnerista y comentó su sensación ante una “grieta” que estaba dividiendo
a los argentinos. "La condolida
prédica sobre la grieta, emitida por quien consagra su existencia profesional a
cavar la zanja, fue un ejemplo de doble discurso. Otro tanto puede decirse de
las celebraciones a la supuesta templanza de quien injuria, agrede verbalmente
y hasta putea a sus adversarios" critica el periodista Mario Wainfeld a
Lanata por su discurso en la entrega de los premios Martín Fierro. (ver en
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-226372-2013-08-09.html).
Investigaciones que demandaron
mucho tiempo, esfuerzo (físico, económico, intelectual) se ven perjudicadas por
debilidades que causa la subjetividad de los periodistas involucrados. Datos
que no son contrastables, información desmentida, falta de rigor a la hora de
seleccionar fuentes (sólo eligen a los que vayan a hablar mal del gobierno),
lenguaje vulgar, y otra serie de factores descriptos antes, son los que dejan
manchas. Y con respecto a la elección de Jorge Lanata como mejor periodista del
año, nos deja lugar a dudas sobre la ética y la seriedad de los que lo
eligieron después de los graves “errores” que cometió él y sus programas.
En un momento de enfrentamientos,
necesitamos de personas con ganas de construir, de pensar y proyectar, de unir
al país, de colaborar con la educación y el conocimiento, del fortalecimiento
de los canales democráticos, de luchar por la verdad, por la libertad, por los
derechos de los más desprotegidos. Difundir valores y ética. Necesitamos
comunicadores comprometidos con su deber.
Que, estando de un
lado, del otro o, de ninguno, hagan investigación rigurosa y tengan como meta
la objetividad (para generar un pensamiento crítico en la audiencia) y, como valor la responsabilidad social que les atañe.